El Ayurveda es mucho más que una medicina: es una forma de estar en el mundo.
Es una práctica ancestral nacida en la India hace más de 5.000 años, que entiende la salud como el resultado de estar en armonía con uno mismo, con la naturaleza y con el momento presente.

La palabra “Ayurveda” significa literalmente “ciencia (veda) de la vida (ayur)”.
Y su objetivo no es solo tratar enfermedades, sino cultivar bienestar integral, desde lo físico hasta lo emocional, pasando por lo espiritual.

¿Qué lo hace distinto?

Mientras que la medicina occidental suele tratar síntomas, el Ayurveda busca la raíz del desequilibrio. No se enfoca solo en lo que duele, sino en cómo está el cuerpo, qué emociones hay, qué tipo de alimentación se está sosteniendo, cómo se duerme, cómo se vive.

El punto de partida es entender que cada persona es única, y que no hay una fórmula universal para estar bien. Por eso en vez de hablar de diagnósticos, el Ayurveda habla de doshas.

Los tres doshas: tu naturaleza única

Según el Ayurveda, todos estamos hechos de una combinación de cinco elementos: aire, fuego, agua, tierra y éter. Esa combinación da lugar a tres energías vitales o doshas, que determinan cómo es nuestro cuerpo, nuestro metabolismo, nuestro carácter y nuestra tendencia a ciertos desequilibrios.

  • Vata (aire + éter):
    Ligereza, movimiento, creatividad. Pero también ansiedad, sequedad, insomnio.
    Se equilibra con plantas cálidas y reconfortantes, como tila, valeriana, canela.

  • Pitta (fuego + agua):
    Energía, claridad mental, digestión fuerte. Pero también irritabilidad, acidez, inflamación.
    Se equilibra con plantas frescas y calmantes, como lavanda, hibiscus, menta.

  • Kapha (tierra + agua):
    Estabilidad, ternura, resistencia. Pero también lentitud, congestión, retención.
    Se equilibra con plantas activantes y estimulantes, como jengibre, peperina, romero.

Cada persona tiene una combinación única de estos doshas, y la clave del Ayurveda es mantener ese equilibrio vivo.

Las hierbas en el Ayurveda

Las plantas tienen un rol central. Se usan no solo como infusiones, sino también en aceites, masajes, ungüentos, comidas, vapores, baños y rutinas diarias.

En Ayurveda, no se elige una planta solo por lo que hace, sino por cómo actúa sobre los elementos. Por ejemplo:

  • Una planta “picante” puede aumentar el fuego y desequilibrar a alguien muy Pitta.

  • Una planta “dulce y oleosa” puede calmar el aire de Vata, pero desequilibrar a Kapha.

  • Una planta “astringente y ligera” puede ser ideal para una mañana densa de Kapha.

La misma planta puede curar o desequilibrar, según quién la tome y cuándo la tome.

Ayurveda cotidiano: pequeños actos, grandes efectos

Aunque parezca complejo, el Ayurveda puede empezar de a poco. No hace falta hacer un cambio total: basta con prestar atención a los ritmos, las estaciones, los alimentos y las emociones.

Escuchá tu cuerpo: ¿tenés frío? ¿sequedad? ¿cansancio? ¿demasiado fuego?
Elegí una planta que te acompañe en eso: ¿algo que caliente? ¿que hidrate? ¿que limpie?

El secreto no está en la receta, sino en la intención.

Ayurveda y Yuya: afinidades naturales

En Yuya creemos profundamente en esta mirada. Porque también pensamos que cada persona es distinta. Que no hay hierbas “buenas o malas”, sino más o menos adecuadas para cada momento, cuerpo y clima.
Nuestros blends se inspiran en estas ideas. Y cada yuyo tiene una historia, un tono, un gesto.

Para empezar

¿Querés probar un enfoque ayurvédico en tus infusiones?
Podés elegir por clima interno:

  • Si te sentís dispersx, con frío o sin base: probá Tilo, Cedrón o Canela

  • Si te sentís irritable o con calor interno: elegí Lavanda, Hibiscus o Lemon Grass

  • Si te sentís pesada o con baja energía: andá con Jengibre, Menta o Romero

Y si no sabés qué dosha sos o qué necesitás… no importa. Lo importante es observarte. El cuerpo suele saber más de lo que creemos.