En Turquía, el té (çay, pronunciado "chai") no es solo una bebida: es un símbolo de hospitalidad, una parte fundamental de la vida diaria y un lazo social que atraviesa generaciones. A diferencia del café turco, que también forma parte del acervo cultural del país, el té es omnipresente: se sirve en casas, oficinas, negocios, estaciones de tren y hasta en los bazares, donde un vaso de té caliente acompaña las negociaciones entre vendedores y compradores.
Un ritual cotidiano
Los turcos beben té a toda hora, pero sobre todo durante el desayuno y las pausas del día. No hay necesidad de una ocasión especial: cualquier encuentro es excusa para compartir un vaso de té. Servido siempre en pequeños vasos de vidrio con forma de tulipán, el té permite ver su color rojizo intenso y mantenerlo caliente por más tiempo. Se ofrece con terrones de azúcar, pero rara vez con leche.
Rize, la cuna del té turco
Aunque el té llegó a Turquía desde China a través de Persia y Rusia, su cultivo se afianzó recién en el siglo XX, especialmente en la región de Rize, en la costa del Mar Negro. Allí, el clima húmedo y el suelo fértil resultaron ideales para el cultivo del té negro, variedad que predomina en el país.
El té turco se produce con un método propio: las hojas se secan y oxidan ligeramente, sin llegar al nivel de los tés negros de la India o Sri Lanka. Esto da como resultado un sabor más suave pero astringente, muy característico. Se prepara con una tetera doble (çaydanlık): en la parte superior se colocan las hojas secas, mientras en la inferior se hierve el agua. El té se infusiona con vapor y luego se sirve mezclando concentrado con agua caliente, al gusto del bebedor.
Té y cultura social
Ofrecer té es una muestra de bienvenida y respeto. En oficinas, tiendas y hasta peluquerías, es habitual que se ofrezca un vaso de té al visitante. Rechazarlo puede considerarse descortés, aunque siempre con amabilidad.
También es protagonista de las casas de té (çay bahçesi), donde hombres —y cada vez más mujeres— se reúnen a conversar, jugar al backgammon (tavla) y pasar el tiempo. Estos espacios son tan importantes como los bares en otras culturas.
Variedades y evolución
Aunque el té negro es el más tradicional, en las últimas décadas Turquía también ha empezado a producir e importar tés verdes, de manzana, hibiscus, rosa mosqueta o mezclas herbales (bitki çayı). Sin embargo, el clásico sigue siendo el más amado: fuerte, oscuro y servido bien caliente.